Quédense tranquilos, que el Señor peleará por ustedes
Exodo 14:14
En este versiculo, el pueblo de Israel, perseguido por el faraón, se quejaba con Moisés diciéndole porque los había llevado al desierto a morir. Le decían que se hubiesen quedado en Egipto sirviendo a los egipcios.
Cuando la vida se pone difícil, el ser humano tiende a buscar lo familiar—lo conocido. Dios muchas veces nos va sacar de la comodidad, no porque le gusta vernos sufrir, sino porque El quiere algo mejor para nosotros. Si, va ser dificil. Talvés sera de miedo, pero solo piensa en quien tu tienes a tu lado.
Estas palabras habladas por Moisés nos recuerdan dos cosas:
Primero, que nunca vamos a ganar esta batalla con nuestras propias fuerzas. Nada podemos hacer sin la fuerza y voluntad de Dios. Siempre recordemos que Jesús ha peleado—y ganado la batalla que nosotros nunca hubiéramos ganado.
A veces lo más difícil es dejar algo en las manos de Dios. Queremos el control, queremos ver resultados inmediatos, queremos decir que lo logramos sin la ayuda de nadie. Pero quien somos nosotros para buscar nuestra propia gloria. Todo lo que somos, todo lo que tenemos es por Dios. Dejemos que Dios se glorié en nuestra circunstancia.
Segundo, quedarse tranquilo o en silencio. El mayor problema del pueblo de Israel en el desierto, fue la murmuración. Dios nos quiere llevar a la tierra prometida, el milagro está en proceso, pero a veces matamos el milagro con nuestras palabras. Antes de ver la luz, la bendición ha sido abortada con nuestras palabras de duda, queja, y murmuración.
Cuando Dios está obrando, es mejor callar, despojarse de toda duda o mal dicho, y creer fielmente que El cumplira su palabra. Dios también se mueve en el silencio, en la tranquilidad.
Este versículo es muy fácil de memorizar, te invito a que lo aprendas. Así cuando viene una situación, hablalo y comienza a ver cómo Dios va obrar a tu favor. Lo único que debes hacer es creer. Quédate tranquilo, porque el Señor peleará por ti!